jueves, enero 29, 2009

El buen ejemplo sorprende

Estaciona un auto en la playa y baja una pareja de viejitos con su perro. Se trata de la misma gente que veo cada mañana. Somos pocos a esa hora y ya nos reconocemos. El perro es muy amigable, y podría asegurar que no es capaz de agredir a nadie. Igualmente ellos lo tienen atado con una soga larga y lo llevan a chapotear al mar, lo sacan a pasear por la orilla y no permiten que se acerque a molestar a quienes estamos panza arriba tomando los primeros rayos de sol del día.
El perro hace sus necesidades. Inmediatamente recogen lo debido con una bolsita de nylon sin dejar rastro alguno. En la inmensidad de la arena, sería muy fácil enterrar rápidamente la caca del perro, como hacen muchos, pero no es este el caso. Esta pareja es considerada, después de todo, ellos también vienen a la playa todos los días, se sientan en la arena y disfrutan del mar. A veces miro a los bebés gateando, metiéndose las manos en la boca y pienso en quienes no se detienen en el prójimo. Vienen con sus 4x4, ponen música obligándonos a todos a oír sus gustos musicales, sacan al o a los perros del vehículo y les dan rienda suelta para que hagan y deshagan lo que deseen minando la playa con lo que surja. Ese es el modelo que se repite, los gritos de las madres llamando a sus hijos a 30 metros de distancia, Juancito no vayas tan lejos, o al perro, Ay Coco no molestes que la gente quiere descansar.

En una sociedad donde el vecino no vale nada, resulta extraordinario ver lo que debería ser ordinario. Así como cualquier cambio de actitud rompe los moldes, esta pareja de viejitos me dejó boquiabierta frente al océano de lo ya conocido. Es una pena que el buen ejemplo sea siempre el que logra sorprendernos y sinceramente creo que aquí nunca será al revés.

martes, enero 27, 2009

Circunstancias del Embarazo IV

Es un hecho, es oficial. Ya no puedo cortarme las uñas de los pies.