Tenis donde y como sea. Tenis con tutu o pollera gipona. Tenis en el pasto a lo Wimbledon o en la arena. Con paleta plastica o raqueta a medida. Con pelo suelto o atado. Tenis como venga.
ETCétera
domingo, enero 13, 2013
domingo, noviembre 11, 2012
El puma
Podemos
imaginar al puma originario camuflado en los sepias de la estepa acechando guanacos,
pero hoy en día es más común que conozcamos su versión civilizada mostrando las
garras en la cancha de algún club citadino. Sufrimos con él frente a la
pantalla y nos fusionamos en el abrazo colectivo que tanto identifica al grupo al
momento de entonar el himno. Ellos son los elegidos. Pertenecen a la élite que
viste con orgullo la camiseta y ruge su gloria en cada partido.
Pero más
allá de los límites exclusivos del circuito profesional y de sus jugadores
estrella, se encuentra una especie híbrida que indudablemente, es mayoría. Se
trata de los aficionados, que también conocen el sudor y los sacrificios. Se
destacan por su tenacidad, su contextura física y su look delator.
Este ejemplar
de naturaleza masoca no está en riesgo de extinción. Resopla sus bufidos
exigiendo al máximo su capacidad aeróbica sin importar la edad (o kilos) que
tenga. Corre con muecas de dolor disfrutando secretamente el recorrido mientras
imagina que está en la cancha recibiendo el pase perfecto. En cada parpadear
visualiza un try a pesar de la leve renguera que deja al descubierto una
tendinitis, una rótula machucada o un calambre en puerta. Viste shorcito blanco
viejo y muy corto, chomba ancha con cuello y medias hasta la rodilla (con
alguna rayita de color desteñido identificando al club donde alguna vez jugó).
Este puma no usa gorra ni anteojos. Se banca el sol como venga. Se deja curtir.
Acecha al
corredor que tiene delante con los cuádriceps agarrotados y la mandíbula tensa
mientras escucha Start me up de los Stones
esperando que empiece algún tema punchi punchi que lo ayude a llegar a la
esquina. Imagina el tackle perfecto mientras se acomoda el pelo (esa pelusa
desprolija que conjuga a la perfección con la barba crecida). Es grandote y su
corazón es proporcional al tamaño de su cuerpo. Se crió y vive en San Isidro y
lo dice con orgullo. Tiene un trabajo sedentario y una familia hermosa de la que
escapa de vez en cuando en dirección al hipódromo, para saciar su necesidad de
deporte y refrescar el recuerdo de lo que pudo haber sido su carrera
profesional como jugador.
No es
esquivo y obedece el trazado de su senda como un nadador en plena competencia.
Se hace respetar por quienes lo rodean. Ni el maratonista de zancadas
exageradas ni las sonrisitas traviesas de las chicas de hockey lo desvían de su
objetivo. Sabe que el premio está cerca.
Le gusta
elongar en el cerco de su casa (su único full back estos días) mientras escucha
los ladridos lejanos de su ovejero del otro lado de los auriculares y los
gritos de los chicos jugando a la play. La ducha empapará su cuerpo dolorido y
el recuerdo lo dejará frente a los palos nuevamente: los vestuarios del club,
sus compañeros, las chicas escondiendo comentarios bajo el sol y él a punto de
patear el penal. Piensa. Escarba con sus garras hasta dar con sus instintos.
Muta hasta convertirse en un animal desbocado y salvaje que persigue saciar un
hambre inexplicable que nace de lo más profundo de sus entrañas.
domingo, noviembre 04, 2012
martes, julio 03, 2012
sábado, mayo 12, 2012
domingo, abril 29, 2012
lunes, abril 23, 2012
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