lunes, abril 30, 2007

Los riesgos de hacer fila en Bariloche



Hace un par de semanas tuve la increíble oportunidad de ir a ver a Julio Bocca en su tour de despedida. Mientras hacía la cola en la entrada de Bomberos Voluntarios con mi entrada no numerada en mano(si, Julio Bocca en Bomberos, si, aunque les cueste creerlo), observaba como la fila en lugar de alargarse, se ensanchaba.

Acá todos se conocen, y más aun cuando se trata de conseguir buenas ubicaciones en tiempo record en las incómodas gradas de concreto de Bomberos Voluntarios. "¡Uy, mi compañerita de primer grado b, que está parada cerca de la puerta, qué conveniente!", "Mirá vos, ¿qué hace el verdulero del barrio donde viví hace 13 años en la fila?, ¡qué loco encontrarnos justo acá!". Y así sucesivamente, se encontraba la gente improvisando conversaciones poco interesantes, sumándose a los costados de la vereda, en lugar de ir al final de la cola.

Las puertas se abrieron y la fila avanzó despacio, debido a la angostura inevitable que provocó el efecto embudo del ingreso frente a los grupos conventilleros que directamente ya se instalaban en la vereda.

Y por si todavía les interesa saber, el espectáculo valió la pena, a pesar de la lejanía de sus protagonistas...

viernes, abril 27, 2007

¿Curiosidad o triste realidad?

Euphoria:_ Hola, quiero mandar esta carta y que llegue lo más rapido posible, ¿qué opciones tengo?
Empleado de OCA:_ Oca24 HS es lo más rápido, estaría llegando el lunes.
Euphoria: _ Pero hoy es viernes...¿hay 3 días y medio de viaje?, ¿no son 24 hs......?
Empleado de OCA:_Es que sale mañana sábado la carta.
Euphoria:_Pero son las 9 AM del viernes, ¿no sale hoy?
Empleado de OCA:_No, sale mañana. Y se cuentan 24hs sólo de los días hábiles.
Euphoria:_ Pero si sale mañana es porque mañana por la mañana trabajan, me parece que cobran por un servicio que no dan.
Empleado de Oca: _ La otra opción es la certificada, pero llegaría el miércoles.

Sellá el sobre, meté la carta en el buzón de una vez y listo. Es como encontrarse con un muro.No tengo opción, no puede llegar el miércoles. Voy temprano para que salga en el día pero es lo mismo que nada... tipo que el tipo nada.

miércoles, abril 25, 2007

Palabras que comparto, para compartir con Uds!

"En la Argentina son muy machistas y no se dan cuenta"

Lo dice la economista Nuria Chinchilla, especialista en gestión de empresas, en una entrevista publicada en LA NACIÓN esta mañana... interesante para reflexionar. Imperdible la visión de la maternidad en relación al trabajo!

MADRID.– En tiempos de Ségolène Royal y de Hillary Clinton, una de las expertas más reconocidas en España en materia de gestión femenina –para nada enrolada en el feminismo clásico– dice: “En la Argentina hay un machismo vergonzoso, y lo peor es que no se dan cuenta”.


De apellido con resonancias risueñas para los usos argentinos, la doctora Nuria Chinchilla es, desde el motor de su sede catalana, directora de un innovador departamento de investigación empresarial en la pujante economía española.

Se trata del Centro Internacional de Trabajo y Familia del IESE, la prestigiosa escuela de negocios de la Universidad de Navarra, que desde hace siete años diagnostica y certifica la habilidad empresarial para incorporar talento femenino “a partir de políticas de fondo y no de demagogia de tribuna”.

“Las mujeres y los hombres no somos iguales en la conducción. Hay un talento típicamente femenino, que cada vez se valora más”, afirma esta mujer que habla siete idiomas, el ruso incluido. “Debo de tener alguna facilidad”, bromea.

LA NACION supo de su existencia en una circunstancia curiosa: el IESE estrenaba aquí nueva sede. Los reyes Juan Carlos y Sofía presidían el acto. En su visita, saludaron el empeño del departamento a cargo de Chinchilla, y dijeron que éste era capaz de medir la habilidad para romper con viejas estructuras a partir del ejercicio del sentido común.

-¿De verdad cree que hay una forma femenina de conducir?

-Absolutamente. Somos distintos no sólo en lo biológico, sino también en lo psicológico, en la forma de ver la realidad. Muy básicamente, un hombre suele ser más rápido para pensar en estrategias de futuro. La mujer es más rápida para llegar al fondo de las cosas y anticipar mejor las consecuencias. Además, una mujer suele establecer una conducción más cercana a las personas y suele trabajar mejor en equipo, porque le importa más la influencia que el poder. El hombre se distancia más y toma decisiones estratégicas con mayor rapidez.

-¿Y por qué, entonces, la "conducción femenina" no se nota tanto como, digamos, la "literatura femenina"?

-Por una cuestión de supervivencia. En un mundo masculino, con muchos hombres y muy pocas mujeres al mando, la mujer tiende a mimetizarse para sobrevivir. Cambia su personalidad y pierde parte de su feminidad. Esa es la pena.

-¿Cómo es ese fenómeno?

-Los que están arriba son hombres. No hay, casi, referentes femeninos. Entonces ¿a quién vas a emular? Eso es lo que ha venido ocurriendo y lo que empieza a cambiar, con cada vez más mujeres que sí son agentes de cambio, que son capaces de conducir sin perder su feminidad y que son tan talentosas y tan valientes que logran que su capacidad de mandar sea aceptada. En España no hay antecedentes de mujeres directivas en grandes empresas, aunque ya tenemos un 33 por ciento en esas funciones en pequeñas y medianas empresas. Son paradigmáticos los casos de Amparo Moraleda, presidenta de IBM para toda España, y de Rosa María García, con igual cargo en Microsoft. Ella ganó un premio como empresaria y, cuando llegó la hora, se tomó sus cuatro meses de licencia por maternidad. Un ejemplo de lo que hay que hacer, para lo que se requiere coraje. Realmente se animó a cambiar una cultura de empresa. Lo que no se termina de valorar es que la maternidad, igual que la paternidad, desarrolla competencias magníficas para las compañías. Paciencia, delegación, planificación, trabajo en equipo, comunicación. Mil temas que son trasladables a la empresa, a lo que se suma el mayor compromiso.

-Pero la maternidad no parece incorporada como valor en una empresa.

-¡Claro que no...! ¡Por miopía! Yo diría que es lo primero que habría que poner en un currículum, en lugar de ocultarlo, como, tristemente, ocurre ahora. Porque ése es el dato más relevante para quien nos va a contratar: no es lo mismo estar soltero, sin compromisos, que estar casada y con hijos, o tener padres mayores dependientes y haber sabido salir adelante. Eso significa que se poseen muchísimas habilidades, que algunas empresas empiezan a valorar. Aquí, en el IESE, hacemos un diagnóstico y damos certificados de "empresa familiarmente responsable". Es una cuestión que empieza a hacer ruido y que también sirve para cazar talentos: es algo que buscan quienes no quieren vivir sólo para trabajar, quienes buscan tener una vida, además de un trabajo.

-¿Es buena o mala la discriminación positiva en favor de la mujer?

-Todo lo que sea poner cuotas rebaja el valor de los beneficiados. Es evidente que, aun así, su aplicación coincidió con ciertas mejoras. Lo que no se sabrá nunca es si se avanzó por causa de los cupos o si ocurrió a pesar de ellos. El cupo es el camino fácil. Lo verdaderamente importante es trabajar en la eliminación de los obstáculos que realmente impiden que una mujer pueda ser trabajadora y alcanzar cargos de responsabilidad. Y eso, por ejemplo, se vincula directamente con políticas de flexibilidad, de conciliación y de apoyo a empresas que las lleven adelante. Pero eso da menos votos.

-Hablando de votos: en épocas de Ségolène y de Hillary, ¿se dan las mismas dificultades para las mujeres en política?

-En ese campo, son todavía más evidentes. Allí, sí: salvo que te la ganes a pulso, con un talento superlativo, te destrozarán diciéndote que estás allí por el cupo o cuota.

-De alguna manera, esto ocurre con el "gabinete de igualdad" del presidente Rodríguez Zapatero, a cuyas integrantes con faldas se las denuesta diciéndoles "ministras cuota" cuando, a lo mejor, tienen tanto o tan poco brillo como el resto de los ministros.

-Es una muestra de cómo las cuotas, en lugar de ayudar a las mujeres, las penalizan...

-¿Qué pasará con la ley socialista que obliga a las empresas a tener cupos para mujeres en sus consejos directivos?

-Lo mismo. Habrá trampa. Las empresas privadas siempre encuentran la manera de burlar lo que, caprichosamente, se les quiere imponer. Pondrán "mujeres florero", que hagan lo que se les diga, o serán las secretarias, las amigas o quienes sean de los señores que están allí. Todo eso es más fácil que pensar en políticas de fondo que permitan desarrollar y aprovechar talentos ahora dormidos.

-Usted ha estado en la Argentina. ¿Cuál es su visión de este tema en mi país?

-Culturalmente hay allí, por decirlo con elegancia, un machismo interesante. La verdad es que impera un machismo que es una vergüenza. Y la vergüenza es que no se hace nada por cambiarlo. El primer problema es que ustedes no son conscientes de que existe. Y no saben cómo cambiar las cosas. Hay una serie de omisiones graves. No se hace prácticamente nada por cambiar.

-¡Caramba! Eso caerá mal a los argentinos, que -con justa razón- se consideran los hombres más caballerosos del mundo.

-Eso es verdad y es, sin duda, bonito. La caballerosidad es manifiesta y ojalá no la pierdan nunca. Pero, llevada al extremo, lo que hace es mantener una situación que es una triste gracia. Una mujer que en la Argentina tenga un cargo con un poco de nivel pagará matándose por ser al mismo tiempo un ama de casa perfecta.

-¿Y cómo se manifiesta ese "machismo vergonzoso"?

-Para empezar, en la manera de hablar, que mucho revela. Se utilizan allí palabras como "la chica, la nena, la piba" para hablar de las mujeres. Y siempre es como que ellas les van a servir el café, que jamás están al mismo nivel que ellos. Ellas serán las que trabajan, pero las medallas son de ellos, que están más alto. Y muchas veces la mujer carga más de lo que puede. Y eso es una injusticia grande. Ese fue el impacto que me llevé.

-Es curioso, porque la porteña, sobre todo, se considera una sociedad, entre comillas, moderna.

-[Se ríe] Bueno, ya ve, España también es muy moderna, pero hay una serie de modos de pensar y de estructuras internas que cuesta romper. Sobre todo, cuando han tenido éxito...

Por Silvia Pisani
Corresponsal en España

miércoles, abril 18, 2007

El encanto de los viernes lluviosos


Me aventuro a afirmar que quienes no trabajan los fines de semana compartirán esta verdad casi con seguridad. Cada día de la semana es único. El miércoles no es lo mismo que un sábado y los lunes definitivamente no son como los jueves.

Pero el aluvión de beneficios que acarrean los viernes es insuperable; en cuanto que existe una vaga visión de las pretensiones que uno tiene para el fin de semana. En primer lugar, es el anuncio de las potenciales horas de sueño que se avecinan, a pesar de que muchas veces cuando contamos con esa posibilidad de dormir más, simplemente no la aprovechamos.

Las horas de los viernes se transforman en el preludio de la libertad. Ese es el verdadero goce. Esa libertad que abarca las pequeñas elecciones que podemos hacer los sábados y los domingos. Comer un asado con amigos, ir al cine, desayunar durante horas, practicar nuestro deporte favorito o visitar la gente que queremos. Claro que estas actividades a veces también se hacen rutinarias y nuestro fin de semana termina siendo un rally de obligaciones. Pero más allá de eso, siempre hay momentos para las elecciones autónomas.

Ahora bien, ¿qué sucede cuando se presenta un viernes lluvioso?, ¿qué tipo de tormenta puede opacar el fin de semana que se avecina? Salvo que tengamos planeado pasar el día al aire libre, nada podría menguar el efecto anticipatorio del último día hábil de la semana.

Si los viernes son grises y mojados, casi automáticamente imagino durmiéndome al ritmo desparejo de la lluvia en el techo debajo de una gruesa frazada, recordando que quedan dos días más para el letargo. Es un bienestar sin comparación.

Es justamente la estructura temporal interna de los viernes la que supera cualquier condición climática desfavorable, y que inclusive acentúa el regocijo de la sensación de saber que se avecinan dos días de merecido descanso. Los nubarrones lluviosos que trae el viento salvaje no son capaces de ensombrecer el preciso momento del atardecer de los viernes, que nada tiene en común con las horas finales de cualquier otro día de la semana.

viernes, abril 06, 2007

Maestra inconsciente

6:45 A.M, suena el despertador. Despego mi cabeza de la almohada. Desayuno como siempre: los inalterables mates con miel de la mañana y algun cereal, fruta y/o tostada. Camino hasta la costanera. Me tomo el 21 que va por Bustillo para llegar al cole. En septiembre ya empieza a anticiparse la claridad del sol a esa hora...
Llego al colegio. Acomodo mis cosas y espero la llegada de los niños. Personas únicas. ç
Siempre lo mismo: no sé qué me deparará el día. La rutina está llena de rutina, claro, pero a diferencia de otras profesiones, la docencia es antirutina. Después de darle vueltas al asunto, llegué a la conclusión de que los educadores que ven la docencia como rutina tediosa, no disfrutan de lo que hacen y provocan la misma sensación en los educandos. ¿Será así de simple?. No sé. Es sólo una idea, algo que se observa a menudo y que repercute directamente en la capacidad de improvisar, de acrecentar el desarrollo de las curiosidades y preguntas que aparecen sin planificaciones de por medio. Las formas de enseñar son diversas, y desde la experiencia sólo puedo decir que no tengo un método de libro, no reparo en una forma precisa, de hecho, no sé como es que enseño. Me divierto, lo disfruto, me dejo llevar por los chicos y hago que comprendan y aprendan conceptos casi sin darse cuenta. Si ellos se ríen y me miran concentrados sin sacarme los ojos de encima, ahi mismo, en ese instante, trato de que sigan sonriendo, porque en ese goce por verme haciendo torpezas o diciendo cosas ridículas, aparece una palabra nueva, una estructura nueva del lenguaje, o más aun, un vínculo único entre nosotros, que utilizaré hasta fin de año, para continuar cosechando sonrisas.
Lo más raro es que no pensé todas estas cosas para dar clases. Un día entré a un salón y así es como sucedió. Recién ahora estoy tratando de entender como es que se generan lazos y aprendizajes... ¡ de manera inconsciente!