miércoles, agosto 11, 2010

El poder de la mente

Salí como cualquier otro día y logré hacer uno de mis mejores tiempos. Les juro que se trataba del mismo recorrido, las mismas piernas, la misma variedad musical, los mismos brazos y pulmones.
La cabeza también era la misma pero hubo pensamientos diferentes aquel día. Por alguna extraña y motivante razón me la pasé pensando en la carrera más tradicional que tiene mi pueblo. Siempre que la fui a ver (les aseguro que fui incontables veces y que va todo el pueblo a verla) sentí que algún día tenía que estar del otro lado. Ojalá algún día pueda correrla y no ser una mera espectadora, ese es mi pensamiento cada vez que me dejo llevar por las emociones que me provoca. Hay una adrenalina que recorre la punta del Cerro Chapelco, el oleaje más intenso del Lago Lácar, los senderos llenos de nieve y barro del Circuito Arrayanes y los bosques más tupidos del Cerro Bandurrias. Ese día es especial, ese día hay emoción y fiesta en San Martín de los Andes y todo se transmite en vivo por radio con los auspiciantes locales históricos que apoyan el trabajo de los periodistas y colaboradores que cuentan lo que no vemos desde los puestos de control que ocupan.
Siempre fui amante de los deportes y me alegra mucho saber que uno de mis hermanos ahora le dedique varias horas semanales a la actividad física.
Durante su última visita hablamos del tetra y se nos ocurrió correr el año que viene en postas. Fue sólo una idea, pero lo bueno de correr así es que por un lado somos realistas, ya que ninguno rema ni tiene kayak y por otro, sabemos que haciendolo juntos, tenemos muchas chances de terminar bien y no sufriendo. Ahora tenemos que entrenar, decidirnos por la disciplina que querramos hacer y completar el equipo. Ojalá podamos convencerlo a JJ. O tal vez a MaxD. ¿Quién sabe?
Lo increíble fue que con sólo pensar en la posibilidad de participar en el tetra, logré bajar mi marca. La mente tiene una energía y una fuerza capaces de llevarnos a cambiar cosas que veíamos estancadas.