martes, diciembre 27, 2011

Cuando un colibrí se posa

Cuando un colibrí se posa, los recuerdos más felices se suspenden en el aire. Se convierten en el néctar de aquellos momentos venideros que se sueñan con la sonrisa imperceptible y el lento parpadear. Suspira la hiedra, se relajan las flores y un halo hechicero se adueña de la tristeza que guardan los corazones.
Cuando un colibrí se posa, las fragancias se estancan en la despedida de la embriaguez. La espera enredada no sabe si tomar el camino de la quietud desesperante o la sabia locura. Sólo las hojas perciben el fin del suspenso. Nervaduras relucientes que viven tanto en la pulcritud de los jardines como en las selvas tupidas que cuidan los bordes de Cariló.
El resto de los vivientes apenas lo siente. Las vacaciones ofrecen demasiadas distracciones como para detenerse a observar el mundo y sentirse parte de él. Los pasajeros en tránsito evitan involucrarse pero no saben que al hacerlo dejan pasar la oportunidad de sus vidas.
Porque cuando un colibrí se posa, la séptima ola cae con más fuerza para despojarnos de nuestros sentidos. Da la orden que atraviesa los médanos como un eco empujado por el viento que busca afinar la percepción de lo incoloro y lo impalpable. A pesar de todo, a pesar del miedo. El bosque lo comprende; un amor como pocos se está gestando. Los besos no dados alimentan la euforia y el aire se estremece dando una clara señal: ¡a volar!

martes, diciembre 20, 2011

Navidad

Deseo que las luces no se extingan y se enciendan nuevas sonrisas, nuevos sueños, proyectos, planes, sentimientos y momentos llenos de felicidad.

miércoles, septiembre 21, 2011

Bienvenida (oficialmente) Primavera!







Les dejo estas fotos que saqué en el jardín patagónico de mi mamá hace un tiempo.

lunes, septiembre 19, 2011

Palabras que me trae el mar que vive en mí

El vaivén de mi oleaje
lejos está de acunarme.
Nadie conoce mejor que yo
el principal de mis motivos.

El mar no sabe ser breve.
Yo no sé vivir a medias.

domingo, julio 31, 2011

Culpa y perdón: un lugar común

El castigo auto impuesto proviene de la culpa, de la percepción que indica que las sombras son el destino merecido de quien se equivoca.

A veces vivimos condenados al exilio de la oscuridad y encontramos el modo de sobrevivir danzando erráticamente con cada una de sus formas. En otras ocasiones pasamos años inmersos en la luz, consagrados al convencimiento de la insólita perfección de nuestras vidas. Pero por lo general, tenemos la tendencia de hacer malabares para acomodar nuestras emociones y sentimientos, sin dejar de lado el fin último del auto conocimiento.

Solemos persuadirnos creyendo que nos aceptamos con todas nuestras luces y sombras pero en realidad todo depende del verdadero perdón que podamos ejercer sobre algunas de nuestras turbias decisiones. Para ello, tal vez sólo tengamos que levantar la vista, y observar que después de todo, hasta las estrellas más brillantes conviven naturalmente con la más negra de las noches.

lunes, enero 17, 2011

Bien hermanito, lo logramos de nuevo!


Tal como lo hicimos el año pasado, cumplimos y volvimos a desafiar las dunas pinamarenses.