jueves, mayo 29, 2008

Nostalgia invernal

Estando bajo el plumón mientras sonaba el crick crick del celular que usamos como despertador, noté que el frío ya se estaba haciendo notar. Prendí la radio, ola de frío polar, decían, nada más porteño, pensé.
Saqué mi atuendo patagónico más abrigado (si, efectivamente, la campera michelin de pluma que ya varios conocen) y salí a la calle para caminar mis 15 cuadras matutinas diarias.A falta de guantes, los bolsillos resultaron ser la salvación para mis manos...¡ZAS! ¿qué es esto?, toco algo rectangular y lo saco.

Era mi pase de ski del año pasado, snif.

martes, mayo 27, 2008

Imponiendo el hábito del post nocturno


Hace poco me sacudió un recuerdo de la infancia. Me produjo cierto escalofrío el hecho de no poder determinar la edad exacta en la que tomaba una de las esquinas de la almohada con la punta de mi dedos para frotarla hasta dormirme. Estaba yo en mi cama, sintiendo un sueño feroz cuando tomé la almohada para acomodarla y mis dedos quedaron en esa posición. Lo recordé enseguida, fue un viaje en el tiempo que duró lo que dura un pestañeo nervioso. Habré tenido 3 o 4 años. No estoy segura.

Suelo poder remontarme con facilidad a rememorar lugares, sabores, olores y ambientes detalladamente, pero mi relación con la almohada excede todos los recuerdos. Extrañamente no guardo memoria visual de ello, sino más bien táctil. Y esta escena es tan remota como propia.

Debe ser el primer hábito (que recuerdo) construido desde mi propia individualidad, sin la imposición adulta. Más tarde surgirán en mi otras costumbres como masticar mis uñas sin pensarlo o separar las merengadas sin que se rompan las tapas antes de ingerirlas.

La historia de los hábitos o los hábitos con historia se aplican desde el aseo general, el uso del vaso, del tenedor o de la lapicera, hasta el cepillado de dientes, la ida a la escuela, la práctica de deportes y miles de otras cosas más. De un modo muy genuino, podemos afirmar que el pasado está presente y será futuro. Hay costumbres que nos marcaron de chicos, mecanicidades que aplicamos y aplicaremos hasta el día de nuestras muertes. Se trata de hechos automáticos que facilitan la vida y/o que nos mantienen sanos, porque lo cierto es que uno no suele reflexionar antes de lavarse las manos para comer…

Cuánta experiencia humana sintetizada vive encerrada en los elementos cotidianos que utilizamos mecánicamente. La necesidad de llevar a cabo con éxito la practicidad ha forjado creaciones tan geniales y de tal magnitud (algunas de ellas discutibles), que han logrado nublar el más sutil reconocimiento.

Vivimos en la pura inconciencia. Respiramos sin pensar y del mismo modo hacemos uso de las cosas más obvias, útiles y fundamentales para nuestra cotidianeidad. Pero ¿Cuántos hábitos propios (y cuando digo propios, me refiero a los creados por uno mismo, no copiados) llevamos a cabo?

Es interesante realizar este ejercicio, ya que uno desconoce la enormidad y la profundidad del pasado reflejadas imperceptiblemente en cada cosa que hace.

Y como solía decir mi abuelo materno “el mejor invento del hombre fue la cama”; punto y coma; aprovecho la oportunidad para desearles muy buenas noches antes de continuar con mi hábito de machucar la almohada con los dedos. ZZzzzzz.

viernes, mayo 16, 2008

Un muso poco convencional



Se trata de una esquina, de un ambiente arrinconado por dos calles, una de ellas sin salida. Es un rincón de techos altos, viejos y de paredes de ladrillos desgastados que no perdieron su elegancia gracias a la moda vigente que pregona reciclarlo todo.

Las ventanas son estilizadas y están abarrotadas de hierros vistosos que resguardan esculturas, cuadros, mesas de trabajo y más cuadros. No se respira prolijidad pero se perciben aires de libertad.

La profesora está acompañada por su gato. Se llama Bruno y es negro. Y tuerto. Y gordo. Y es muy querible. “Bruno vive en el taller, es el señor de este lugar”, me dice. Me ofreció tomar asiento y un te de frutos rojos. Charlamos y me dio la consigna de empezar a dibujar un jarrón de dos asas y una botella de aceto balsámico.

Bruno me observó fijo durante mi estadía en el taller, su taller. Me miró detenidamente con su único ojo sin apenas pestañear. La profesora me distraía con sus pasos y palabras indicadoras mientras orbitaba a mi alrededor, pero Bruno me tenía hipnotizada.

Dicen que la tercera es la vencida. Este es el tercer taller que visito. Los dos anteriores no merecen palabras de ningún tipo. Dudo todavía de mi decisión final, pero si admito que volveré, sobre todo porque Bruno me inspiró. Y noté que ha ejercido esa energía en otros anteriormente porque una importante cantidad de obras a mi alrededor retrataban su porte robusto y su ojo de cíclope color ámbar. El mismo ojo que registró cada uno de mis movimientos durante dos horas, y que me generó la suficiente curiosidad para volver. Y terminar con la botella y el jarrón, claro.

martes, mayo 13, 2008

ClaSiFiCanDo VeRbOs





Nuevos verbos cotidianos vigentes:

CARTONEAR, PIQUETEAR, MESSENGEREAR, POSTEAR, CHATEAR, MICROONDEAR, ZAFAR, COIMEAR, PIRATEAR, MENSAJEAR, TREKINEAR.


Verbos eternamente vigentes:

MATAR, ROBAR, MENTIR, CONTAMINAR, CORROMPER, DESUNIR, ENTRETENER, ENTRISTECER, ADELGAZAR.

Verbos en extinción:

RESPETAR, ESCUCHAR, PENSAR, CONFIAR, EDUCAR, ALEGRAR, INFORMAR, CURAR.

Verbos en suspenso:

CREAR, CEDER, COMPRENDER, CREER, AMAR…




miércoles, mayo 07, 2008

Chica migraña


Muchos ha mencionado los hechos más estresantes de la vida estos días. La muerte de un ser querido, divorcios y mudanzas. La lógica indica que irían en ese orden. Pero no lo sé.

Lo que si sé es que la mudanza terminó. Me siento bien en el barrio. Me gusta el blanco pulcro de mis paredes y me gusta la luz que entra por la cortina de tela clarita que elegí. Soy una de las pocas suertudas que tarda veinte minutos en llegar al trabajo. Disfruto del sonido poético que emanan los adoquines añosos de mi calle. Ya me mudé. La mudanza terminó. It´s over.

Sin embargo, el stress no declina. La adaptación en Buenos Aires ha apsado a un décimo plano. He amanecido rodeada de agua. He detectado grifos sueltos, mármoles cachados y puertas raspadas. He oído como mi caldera nueva (tiene menos de una semana en funcionamiento) chilla cuando subo la calefacción. He presenciado como mi heladera recién estresada y reluciente ha dejado de funcionar. Y por último (espero), he atestiguado como esta mañana se cortó la luz de mi departamento.

La mudanza ha terminado. Ya lo he dicho. Pero ha comenzado la odisea de los problemas diarios. "Es porque es un departamento nuevo", "Es normal, es así, hacéte la idea", "Esto pasa cuando uno es propietario", me han dicho...

Pero me niego, me niego ROTUNDAMENTE a seguir tratando de "aceptar" que esto pasa cuando yo hice mi parte como debía. Pagamos y mucho por esto. Nos endeudamos y mucho por esto. Hace semanas que se me cae el pelo y me empezaron a doler las manos como nunca antes. Estoy empezando a pensar que soy la chica migraña de MTV que anda por la vida coronada por una nube negra y oscura llena de rayos y centellas.

(Queridos bloggers, disculpen, necesitaba desahogarme)