viernes, septiembre 26, 2008

Tras Vestidores II

Seguramente muchas mujeres creerán que soy sapo de otro pozo pero debo admitir que nunca disfruté del hecho de salir a comprar ropa. Casi todo lo que uso es regalado. Cuando entro a un vestidor y comienzo a hacer malabares con lo que llevo puesto, con todas esas perchas que intento colgar en ese diminuto gancho metálico, con los zapatos que cuesta sacarse y con la cartera que dejo en los últimos diez centímetros cuadrados libres del odioso cubículo, automáticamente me pregunto ”quién diablos me mandó a estar acá­?”.

Cuando veo que nada me gusta y que el large no es un verdadero large sino un small apenas estirado, siento una importante incomodidad de decirle a la vendedora que no voy a llevar nada, porque para mi existe un compromiso, casi una obligación de compra con esa mujer que me observa y me asegura que todo me queda divino. Y de ese modo, seria y transpirada, salgo por la puerta vistiendo una nueva frustración recién estrenada y la presión de verme obligada a tener que entrar a otro negocio a encontrar lo que busco.

jueves, septiembre 18, 2008

Euphoria POR y EN la Copa Davis




Mañana a las 11 hs larga el primer punto de una de las semifinales de la Copa Davis. Argentina enfrenta a Rusia en Parque Roca con Nalbandian, Del Potro, Cañas y Calleri. Argentina fue finalista en el 1981 y en 2006. Si se gana esta serie, enfrentará al ganador de España y Estados Unidos aquí. ¿No sería oportuno , por demás conveniente y especialmente eufórico jugar una final de Copa Davis en casa?

Mañana estaré entre el público. El pronóstico no viene bien, se anuncian lluvias y nubes para el fin de semana. Si es así, llevaré una campera roja para que me reconozcan por tv. No llevaré bandera, ni disfraz, ni nada.

viernes, septiembre 12, 2008

miércoles, septiembre 10, 2008

Tras vestidores

Me resulta entretenido observar el comportamiento de hombres y mujeres de compras en un shopping. Aunque muchas de sus acciones son predecibles y no logran sorprender demasiado, sigo divirtiéndome ante la comparación que surge indefectiblemente ante mis ojos.

Cuando un hombre sale en busca de una prenda, va acompañado de una mujer. Cuando una mujer sale en busca de lo mismo, va acompañada de otra mujer. Hay casos excepcionales, como en toda regla, donde la mujer obliga al hombre a dar su opinión, pero ojo, más vale que esa opinión esté enteramente alineada con lo que opina ella, porque si sucede lo contrario o en el peor de los casos, él tiene la osadía de mostrarse desinteresado frente a ese chalequito atigrado que ella tanto quería probarse, ella seguramente lo interpretará como un desinterés general, una especie de apatía extrema hacia ella.

Cuando un hombre entra a un vestidor y se viste con las prendas elegidas, corre la cortina y busca la aprobación femenina instantánea. Una mujer corre la cortina frunciendo el ceño mientras mira su trasero en el espejo aclarando que el atuendo no luce según lo esperado.

No obstante, percibo que la importancia que le dan muchos hombres y muchas mujeres a sus indumentarias cada día se nivela más. Hay mujeres que no recaen en el detalle de combinar, de estar actualizadas en la moda o de buscar las ofertas o el accesorio infaltable de la temporada. Y del mismo modo veo cada vez más hombres dispuestos a conocer los tonos más afines a sus estilos y a buscar la camisa de corte novedoso, el sweater de cuello moderno o ese innovador par de zapatos que andan caminando por ahí.