viernes, diciembre 15, 2006

Época de deseos

"Desiderata", si las fuentes no me engañan, deviene etimológicamente de lo que se desea, de lo deseado para un otro, en este caso, y a través de este poema, mi deseo navideño o findeañero para quienes entren al blog. Va en idioma original, porque inevitablemente suena mejor, pero también va en castellano, para que nadie quede excluido y pueda disfrutar estas palabras escritas por Max Ehrmann en 1927.

Desiderata

Go placidly amid the noise and haste, and remember what peace
there may be in silence.
As far as possible without surrender be on good terms with all persons.
Speak your truth quietly and clearly;and listen to others,
even the dull and the ignorant;they too have their story.
Avoid loud and aggressive persons,they are vexations to the spirit.
If you compare yourself with others,you may become vain and bitter;
for always there will be greater and lesser persons than yourself.
Enjoy your achievements as well as your plans.
Keep interested in your own career, however humble;
it is a real possession in the changing fortunes of time.
Exercise caution in your business affairs;for the world is full of trickery.
But let this not blind you to what virtue there is;many persons strive f
or high ideals; and everywhere life is full of heroism.
Be yourself.Especially, do not feign affection.
Neither be cynical about love;for in the face of all aridity and
disenchantmentit is as perennial as the grass.
Take kindly the counsel of the years, gracefully surrendering
the things of youth. Nurture strength of spirit to shield you
in sudden misfortune. But do not distress yourself with dark imaginings.
Many fears are born of fatigue and loneliness.
Beyond a wholesome discipline,be gentle with yourself.
You are a child of the universe,no less than the trees and the stars;
you have a right to be here. And whether or not it is clear to you,
no doubt the universe is unfolding as it should.
Therefore be at peace with God,whatever you conceive Him to be,
and whatever your labours and aspirations,
in the noisy confusion of life keep peace with your soul.
With all its sham, drudgery, and broken dreams,it is still a beautiful world.
Be cheerful. Strive to be happy.
(Max Ehrmann, 1927).-

Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda la paz
que se puede encontrar en el silencio. En cuanto te sea posible,
vive en buenos términos con todas las personas,
enuncia claramente tu verdad; escucha a los demás,
incluso al torpe e ignorante; ellos también tienen su historia.
Evita las personas ruidosas y agresivas, pues son un fastidio para el alma.
Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado;
porque siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus logros así como de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera, por humilde que sea;
ella es un tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos,
se cauto en tus negocios; pues el mundo está lleno de egoísmos.
Pero no te cierres a la virtud que hay en ella;
mucha gente se esfuerza por alcanzar nobles ideales;
y en todas partes la vida está llena de heroísmo, se tú mismo.
En especial, no finjas el afecto. Tampoco seas cínico en el amor;
porque en medio de todas la aridez y el desengaño, es perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años, abandonando paulatinamente
las cosas de juventud.
Cultiva la fuerza del espíritu para que te proteja en la adversidad repentina.
Pero no te angusties con fantasmas. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Junto con una sana disciplina, se bondadoso contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo, no menos que los plantas y las estrellas;
y tienes derecho a existir, y si te resulta claro o no,
el universo marcha como debe. Por lo tanto, manténte en paz con Dios,
cualquiera sea tu modo de concebirlo
y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones,
mantén la paz con tu alma en la bulliciosa confusión del planeta,
que con todas sus farsas y sueños fallidos, sigue siendo hermoso.
Ten cuidado. Esfuérzate por ser feliz.

sábado, noviembre 25, 2006

Palabras sobre las palabras

Octavio Paz escribió: "Mi amor por la palabra comenzó cuando oí hablar a mi abuelo y cantar a mi madre, pero también cuando los oí callar y quise descifrar o, más exactamente, deletrear su silencio. Las dos experiencias forman el nudo de que está hecha la convivencia humana: el decir y el escuchar. Por eso, el amor a nuestra lengua, que es palabra y es silencio, se confunde con el amor a nuestra gente, a nuestros muertos, los silenciosos y a nuestros hijos que aprenden a hablar. Todas las sociedades humanas comienzan y terminan con el intercambio verbal, con el decir y el escuchar". (Zacatecas, 1997)

Más allá de los momentos y usos que existen, como por ejemplo dentro de lo estrictamente oral o escrito, en el pensamiento, la emisión y recepción como ejercicio físico/neurológico o como parte mutante y al mismo tiempo inalterable de nuestra cultura, es sumamente placentero reflexionar acerca del lugar que ocupan las palabras en nuestra vida, mejor dicho (o escrito), el espacio que nuestra vida le dedica a las palabras.

jueves, noviembre 16, 2006

Preguntas sin respuestas


En el marco del taller de filosofía para chicos de 7 años de edad, surgieron algunos cuestionamientos interesantes:

“¿Cómo es el cielo?” (Amara) ..... “Amara, el cielo es azul, no lo ves?” (Julieta)

“¿De dónde salió la tierra y para qué existimos?” (Leonardo)

“¿Por qué mi mamá cuida más a Matilda que a mi?” (Abril)

“¿Existe Zeus?” (Juan S.) ...... “Ahhhhh, vos seguís creyendo como los griegos” (Joaquín)

“¿Cómo se creó el sol, el espacio, la tierra y los árboles?” (Sebastián)

“¿Existe el cuco o no?” (Elena)

“Si Dios creó al primer bebé y era chiquitito y no había personas grandes, ¿quién lo cuidó hasta que se hizo grande?” (Elena)

“¿Dónde pueden estar las almas de mis bisabuelos?” (Amara)

“¿Existen los unicornios?” (Julieta)

“Pero, ¿de dónde salieron todos al final?” (Leonardo)

“Quiero saber si caerá un cometa en el mundo y si evolucionaron las especies” (Alejandro)

“¿El mundo tendrá fin?” (Manuel)

“¿Algún día explotará el sol?” (Nicholas)

“Yo quiero saber por qué Juan es tan gracioso” (Juana)

“¿Cómo será el hijo de mi hija o la hija de mi hijo?” (Leonardo)

“¿Quién inventó los sentimientos humanos?” (Federica)

“¿Cómo sería estar muerto?” (Florencia)

“¿Quién inventó a Dios?” (Brisa)

sábado, octubre 28, 2006

La Cotidianeidad nuestra de cada día II



ESA ODIOSA COSTUMBRE DE HABLAR DEL CLIMA

Cuando apenas nos encontramos con alguien (conocido o desconocido), casi siempre hacemos un comentario sobre las condiciones climáticas. Parece ser una costumbre argentinísima o barilochísima. No sé si en otros lugares la gente se saluda e inmediatamente después comenta: “¡Qué viento!”, “El pronóstico es alentador”, “Mañana llueve”, “¿Tenés idea de cuando va a salir el sol?”.

A veces nos salimos osadamente de la raya y profundizamos con un “¿Viste lo que pasó en Turquía?” o “Ayer tuve una entrevista de trabajo y me fue bastante bien”.

No sé a qué atribuirlo. Supongo que lo primero que uno dice se relaciona directamente con el entorno, con ese contexto común en el que se ven inmersos los actores que conversan amenamente sobre las nubes que vienen o van. Pero teniendo tantas cosas de las cuales charlar, siempre terminamos haciendo un comentario sobre aquello que se nos aparece casi como una obligación.

Muchas veces sucede que inmediatamente después de haber comentado algo sobre la humedad o la temperatura, el silencio se apodera de la conversación y ya no se sabe qué decir… ah si, quizás se recae nuevamente en el inevitable estiramiento del tópico, haciendo alusión y ejerciendo futurismo: “Tal vea mañana mejore”.

Quizás deberíamos admitir tristemente, que no sabemos expresar nada más allá del clima, o probablemente en muchos casos, necesitemos comentar lo trivial, rindiéndonos ante la idea de que es el preludio obligado para comenzar a hilar palabras con nuestro interlocutor.

martes, octubre 24, 2006

Aprendiendo sobre mis raíces con el diario dominical

Encontrarme con esté artículo en la sección CULTURA de LA NACIÓN del último domingo, fue como adentrarme en un mundo propio y al mismo tiempo mediático, lleno de significados, de orgullo y de curiosidad. A continuación les dejo un extracto...
Ah, y les aclaro, que soy descendiente de este tal Savva Mamontov... si, efectivamente, soy Kira Mamontova, más Euphoria que nunca!


FABRICANTE DE SUEÑOS

Palabra cumplida. Para explicar la trayectoria de este fabricante de genios, conviene remontarse a dos años antes de su nacimiento, a 1870, cuando Savva Mamontov, un noble riquísimo, mecenas de las artes, compró una casa de campo en los alrededores de Moscú, Abramtsevo (donde había vivido Gogol), e instaló en ella -influido por los principios del inglés William Morris y su movimiento Arts & Crafts- una fábrica de cerámica artística. Mamontov se rodeó de diseñadores, escultores y pintores, a los que mantenía y estimulaba con generosidad e imaginación. Amaba el teatro y tenía, en su mansión moscovita y en Abramtsevo, pequeñas salas privadas donde se presentaron las primeras escenografías inspiradas en el folklore eslavo, con su particular estilo "ilustración de cuento de hadas": coloridas, minuciosamente detalladas en clave fantástica, sin duda derivadas de los íconos bizantinos (origen de la pintura rusa) y de las imágenes populares con que los juglares trashumantes hacían entender sus leyendas a los campesinos analfabetos, en Rusia como en el resto de Europa. Las primeras pinturas de Kandinsky o las características cajitas esmaltadas en negro con delicadas figuras legendarias, en venta aún hoy, hablan ese mismo lenguaje, entre rústico y refinado, de la imaginería eslava. A ella debe sumarse también el aporte de los escitas nómadas y el del Asia Menor, desde las bestias fabulosas venidas de los santuarios de Siria hasta las miniaturas persas, cosechadas en el Camino de la Seda a través de ciudades cuyos nombres resuenan en Occidente con ecos de Las mil y una noches : Samarcanda, Basora, Ispahan

Toda este portentoso cargamento iconográfico, de una riqueza ornamental inigualada, se volcó en las escenografías creadas para los teatros de Mamontov, de cuyos talleres surgió, tras una primera etapa estrictamente privada, la segunda generación de los grandes escenógrafos que deslumbrarían a Occidente: Bilibin (1876-1928), Korovin (1861-1939), Golovin (1863-1930), Natacha Gontcharova (1881-1962; descendiente del poeta Pushkin), Larionov (nacido en 1881) y el acaso más famoso, León Bakst (1866-1924). Todos ellos y el gran Alexander Benois (1870-1961) acompañarían a Diaghilev en su asedio y toma de París, a partir de 1906.

Examen de una estrategia

Del examen de la carrera de Diaghilev nace, en principio, la hipótesis de una estrategia muy hábilmente concebida. Tal vez no haya sido así, pero los hechos parecerían probarlo. Su primer movimiento fue acercarse a la galaxia Mamontov -quien en 1898 había llevado su troupe a San Petersburgo- e integrarse a ella. En 1904 fundó la revista Mundo del Arte , órgano de la asociación artística del mismo nombre, y promovió la aparición de otras ( Apolo , El Vellocino de Oro ) en las que colaboraron los más importantes creadores en múltiples disciplinas. Ya en 1897, Serguei (conservaba todavía el nombre eslavo, que más tarde simplificaría en el Serge francés) había llamado la atención en San Petersburgo al organizar una exposición de acuarelas inglesas. Al año siguiente fue el turno del arte escandinavo, con idéntica repercusión. Y en 1905 llegó por fin la de arte ruso, en el espléndido palacio de Táurida: allí estaban todos, los orfebres de las estepas, las alfombras del Turquestán, los vidrios pintados por artesanos populares, los bocetos de los escenógrafos, los grandes pintores con el tradicional Repin y el moderno Serov a la cabeza. Y puesto que los decoradores de teatro eran también dibujantes, grabadores y pintores calificados, lo que ellos expusieron es, desde una mirada actual, la simiente del arte de vanguardia, tal como florecería inmediatamente después de la revolución de 1917 y que el estalinismo haría abortar.

lunes, octubre 09, 2006

Concepto VIP

Siempre me intrigó eso de los sectores VIP, esos espacios en donde solo se les permite la entrada a ciertas personas. La sigla VIP deriva del inglés; curiosa o causalmente; “Very Important People”, que significa ni más ni menos que "gente o personas muy importantes". Curioso, como todo aquello que se piensa más de cinco minutos.

Personas trascendentales, personas con poder, personas con plata, semidioses resplandecientes y despampanantes divas. Todos ellos son considerados importantes. Antes de generar cualquier duda, aclaro que no tengo nada en contra de separar el arribo de los famosos a un aeropuerto o en un restaurante a fines de que se sientan contenidos en un ámbito íntimo sin las invasiones molestas de los fans. Lo que aquí cuestiono es el calificativo de esos espacios.

Además, hoy más que nunca, hay ciertas personas que requieren un espacio seguro ya sea por el trabajo que ejercen, las ideas que defienden o los grupos que representan. Es fundamental que se resguarde y se respete tanto el propio bienestar como el del prójimo, pero no por eso debemos considerarlos “personas muy importantes”, seres intocables que legitiman la idea de que hay otras personas no tan importantes… ¿o será un simple mal entendido?.

PERSONA es una categoría en la que entramos todos los seres humanos, no hay diferencias, así lo estudiamos y sentimos todos (creo), sobre todo si se tuvo una profesora de Filosofía tan exigente como la mía.

Las personas son sujetos subsistentes, distintos, capaces de auto conocerse como originantes de sus propios actos, capaces de trascender los límites de la materia y de superar los condicionamientos y que al mismo tiempo poseen la capacidad de abrirse al mundo y a los otros, lo que les permite ser dueños del sentido y de la realización de su propia vida, sin importar su raza, sexo, edad, limitaciones físicas, psíquicas, económicas, etc.

Cada persona es un misterio: podemos conocer algo de ella, pero nunca todo. Es como un "pequeño reino insondable y autónomo", que posee derechos naturales, conciencia y libertad.

Pero, ¿existen personas mas o menos importantes que otras?. Es un error creer que si, así como también puede llegar a ser un traspié el hecho de estar cuestionando algo que no requiere demasiada atención como este planteo.

De todas formas, en esta época en donde se mata por las diferencias o se juzga a quienes piensan o actúan de otra manera, nunca está de más recaer en el valor de la igualdad, por más que se trate de una salita con alfombra roja y cómodas sillas para cierta clase de gente.

No es más que otro ejemplo de lo superficiales y erróneos que son algunos conceptos. Me cuesta creer que es algo casual, algo carente de mensaje, algo que surgió a la deriva o por la necesidad de una urgente definición. Menos mal que la ingenuidad se desvanece con el andar de los años, aunque honestamente creo que la ceguera generalizada va en aumento.

Al fin y al cabo, todos tenemos algún ranking de lo que significan las personas importantes en la vida de cada uno. ¿Pero qué sucede con las bayas de cordones dorados que reiteran una y otra vez la inminencia del límite donde habitan esponjosos asientos que nos separan unos de otros?. Indudablemente, la sociedad también tiene su propia categorización pero hay que preguntarse sobre los lazos que la definen.

Estos espacios donde reina la comodidad son los que resguardan, defienden y promueven la intimidad de las personas que los frecuentan. Esto nos abre el panorama hacia dos direcciones. Por un lado nos conduce hacia una legítima necesidad de protección o de seguridad frente al acoso que muchas veces se transforma en una clara falta de respeto, y por otro, nos demuestra que en muchos casos la separación es innecesaria.

Diariamente podemos encontrarnos con casos en donde se atenta directamente contra la libertad del prójimo. Tal vez esto no sucedería si se tuviera la noción de que el derecho propio es tan importante como el ajeno, pero en el caso de que la exclusividad de estos espacios esté destinada a personas que se creen o aparentan ser más importantes que otras, entonces nos encontramos nuevamente con un caso que nos obliga a replantear tanto la base de nuestros hábitos como la de nuestros valores.

En algunos países del primer mundo, el mismísimo primer mandatario puede convivir sin problemas en un gran salón o auditorio sin recurrir al salón VIP, rodeándose de un gran número de personas. Claro que en ese caso todas las personas deben atravesar un severo control de seguridad, sobre todo si consideramos los sucesos trascendentales que araron hondo en la historia contemporánea.

Pero la otra óptica del asunto consiste en analizar la trascendencia de la apariencia, cosa que tanto gusta y atrae por estos lados. Si bien esta concepción corresponde a otra arista del tema, no deja de ser parte del folklore popular, donde aparentar, ostentar y sostener una actitud de poder, describe nuestra cultura.

Todo se visualiza desde lo propio, desde una errada comprensión natural que lo ve todo como si le correspondiera, como si la empatía y los derechos ajenos no existiesen y lo público fuera una obligación obvia que permite sostener atribuciones erradas. Del mismo modo, quienes frecuentan los espacios VIP con aires de superioridad, también comprueban la falta de ubicación frente al resto de las personas. Es como que la sociedad está sedienta de brújulas que expliquen los espacios y las actitudes en un marco en donde todas las personas somos igual de importantes.

Si bien existe un importante recorrido histórico capaz de ampliar las razones por las cuales suceden algunos hechos y se desarrollan estos espacios, no es momento ahora de abordar las causas de algunas determinaciones, sobre todo teniendo en cuenta que cada uno actúa a su manera frente a los otros.

Por ello, simplemente me tomo el trabajo de reiterar la necesidad de poseer íntimos recintos que aseguren la estadía de las personas que pudieran correr un potencial riesgo. Lo que cuestiono, como ya mencioné anteriormente, es la etiqueta de ese espacio, de ese nombre otorgado, quien sabe cuándo y por quién. Es por ello que mi propuesta está centrada en las siglas PR (privacidad requerida), simplemente para no dar lugar a malos entendidos…

domingo, septiembre 17, 2006

El cuarto poder: ¿Propulsor o sustituto?

“El periodismo no debe inmiscuirse en el terreno de la justicia”, solía decir un profesor de derecho... pero en nuestro querído país, los límites entre poderes son cada vez más difusos y más permeables.

Todavía puedo oír sus palabras referidas a la división de poderes y a ese “arco invisible” que intentan atravesar algunos comunicadores osados, haciendo uso y abuso de un rol que no les corresponde. Sabemos que el denominado PERIODISMO DENUNCIATIVO se trata de una forma y de un estilo particular de ejercer la investigación. Pero lo cierto es que hace unos años los casos de uso, y también de abuso, de este modo de denunciar los males de la sociedad, marcaron una tendencia que logró exponer la ineptitud de los roles inherentes a algunos de los (siempre protagonistas) tres poderes, y al mismo tiempo, logró encauzar la información, direccionándola hacia los lineamientos convenientes.

Pero es aquí donde me encuentro hoy, luego de haber visto muchas cámaras ocultas y luego de haber sentido vergüenza ajena en reiteradas ocasiones estando sola frente a la pantalla. Las palabras de ese profesor resurgen con aires de renovación, porque los casos son otros y porque algunas circunstancias mediáticas han cambiado.

Escucho atentamente el dial cotidiano que hoy me acerca las palabras de Enrique Piñeyro, director de la renombrada película “Whisky, Romeo, Zulú” y del recientemente estrenado documental “Fuerza Aérea Sociedad Anónima”. La verdad es que me cuesta creer lo que escucho. Tal vez porque en el fondo, la ingenuidad y el idealismo, continúen siendo esas variables siempre vigentes que me abstraen de la realidad, o tal vez se deba a que esta situación se codea con lo increíble.

Días después de haber estrenado dicho documental, muchos argentinos se enteraron de cómo se operan y se manejan un sinnúmero de situaciones riesgosas que pueden acabar siendo fatales. Una variedad enorme de hechos que ponen en evidencia un sistema precario, apareció en la pantalla grande para que abramos aún más los ojos, y como aclara el cineasta y ex piloto; “Esto no es para sembrar pánico, sino para evitar el próximo accidente, pretendo que mi película cambie algo”.

La película está centrada en los niveles de inseguridad en tierra de los controles aéreos: muestra instalaciones y tecnología deteriorada y en desuso y en general habla de un bajo nivel de profesionalidad. Los cambios que ahora se proponen, tal como lo dijo el propio Piñeyro, serán lentos: se espera que el traspaso demore por lo menos 18 meses en terminar de concretarse. Además declaró como testigo en la causa abierta por las irregularidades expuestas en la cinta. Se mostró complacido con el cambio del área de seguridad aerocomercial a manos civiles: " Es un gigantesco paso adelante ", expresó.

Pero las palabras de aquel profesor volvieron a mi mente para retumbar aun más fuerte. Más de lo mismo, con otros actores, pero con paralelismo escalofriante. Lo que genera impotencia es el hecho de que recién luego de que un sinfín de datos reales y fielmente documentados haya salido a la luz, la Ministro Nilda Garré dio a conocer la decisión de investigar a fondo dicha información para tomar cartas en el asunto. Pero lo verdaderamente sorprendente de todo esto es que hubo alguien que decidió meterse con cámara en mano, en un espacio acotado sin demasiada resistencia, para encontrar un mundo dedicado a la improvisación, a la corrupción y a la falta de herramientas para operar y cuidar a miles de viajeros por día.

Se necesitó de una idea, de tiempo y de ganas de mostrar, para que comiencen a despertar los movimientos adormecidos de quienes poco hacen por la prevención. Si bien trascendió que desde el Gobierno aseguraron que el documental "Fuerza Aérea S.A." "no influyó" en la decisión que "está en estudio desde hace tiempo", es oportuno subrayar que el devenir de los sucesos publicados desmoronó el manto y se agilizaron procesos que, esperemos, logren eludir accidentes evitables. También se aclaró que el criterio que se aplicará en el traspaso de la aviación civil a control civil "busca cumplir con estándares mundiales como el de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI)". Ahora si todas las declaraciones se retuercen, se expresan y se contextualizan. Ahora que las imágenes más impactantes y los hechos más fuertes están a la vista de todos, llueven las preocupaciones.

En definitiva, una vez que los medios se dedican a denunciar, se oyen los ecos de un poder estancado que decide reaccionar. Así y todo tengo mis dudas, porque no se sabe a ciencia cierta si hacen de cuenta que reaccionan frente a un problema mediático, no para resolverlo de cuajo sino para tapar la cascada de opiniones, o si lo hacen para dar real empuje a una situación que requiere de suma atención y rápida resolución.

Debo confesar que no disfruto de los micrófonos invasores y los lentes disfrazados. No me atrapan las palabras irrespetuosas, ni las miradas cómplices en cámara. Pero al parecer, este país de gobernantes enmascarados, de sistemas atascados y de civiles ofuscados, precisa de periodistas, comunicadores y hasta de cineastas con gran tenacidad, osadía y hasta de insinuación y estilo insolentes, que se encarguen de liberar algunas de las tantas cosas que no salen a la luz por falta de publicación de información (porque por lo visto muchas veces se esconde o se desconoce), sin olvidar además, la deserción de búsqueda por parte de quienes relegamos, a veces conscientemente, el interesante y aterrador contexto que nos rodea.

jueves, septiembre 07, 2006

OjOs de gatO, pAlAbrAs de humAno



Lo miro y me pregunto qué ve cuando mira.

Mi gato me ve, pero no sé si me observa. A veces siento que si, porque al invadir su espacio de caluroso letargo en el altillo, veo que sus ojos siguen cada uno de mis movimientos cuando cuelgo la ropa.

¿Para qué pone todas esas telas insoportablemente húmedas en esos alambres?

Pero el gato no sabe de “telas”, ni de “alambres” como las sabemos nosotros…

¿Por qué insisten en que me suba al sillón y cuando a veces lo hago me revolean sin titubear?

¿Qué es esta pantalla luminosa y este ruido interrumpido provocado por estos cuadraditos tan frágiles y movedizos?

Así es, el gato está acá conmigo, mirando fijo la pantalla y tal vez leyendo entre líneas todas las suposiciones y las preguntas que me he dispuesto a hacer acerca de su naturaleza felina. Nunca sabré qué piensa, pero al mismo tiempo intuyo que algo medita cuando fija su mirada en mis quehaceres cotidianos. Esta intriga me mata, pero me gustaría creer que él también se pregunta acerca de lo que veo yo cuando decido observarlo con detenimiento. ¿No será demasiado?

sábado, septiembre 02, 2006

Decires


Santiago Kovadloff dijo:

"...el que se conoce, se desconoce, extrañarse de sí es extrañarse del mundo... y si no existe extrañeza frente a lo que uno es, uno no es más que una maceta..."

Yo digo:

¿Con qué profundidad y habitualidad nos extrañamos de nosotros mismos? ¿Habrá diferentes tipos de macetas?

lunes, agosto 21, 2006

Renunciadora

Titila el cursor al compás del reloj. No tolero verlo contar los espacios que me faltan por completar. Me muerdo una uña con la mirada perdida. Oigo la música cómplice de la presión y huelo la exigencia auto impuesta a través de los tambores latinos de esa canción.

Extraño las sonrisas y las lágrimas que me visitaban como musas. La nada es una liviandad inaceptable. La nulidad caracteriza la falta de estímulo y sólo logra que unamos letras para conformar palabras que enredarán oraciones que derivarán en párrafos macizos y bonitos, pero tal vez, vacíos.

Suenan goteras a los lejos, formando una verdadera orquesta con el resto de los sonidos de este hogar. Pero hoy estas habitaciones no son sinónimo de calidez, sino de un estado insoportable de vacío. Hoy creo en los ángeles, de veras, creo en las hadas, creo en los gnomos sabios. Alguien me dirá algo al oído. Confío en los silencios repentinos que saben de espirales conceptuales y de ideas retorcidas para comenzar a respetar la cascada temática que a veces nos arrolla.

La música ahora cambió. Mutó la tensión de la breve luz que trataba de saciar la necesidad de mis ojos. Continúo a la espera de ese personaje para que me dicte su historia, como una sostenida vibración de regocijo que despierte algo en los demás a través mío.

Nadie aparece en escena. No caben espacios mientras esté centrada en mi nada. Tal vez sea yo el duende transparente y el hada insulsa. Soy la inexorable ejecutadora de estas palabras poco interesantes. Mirar, oír, sentir y percibir, esa es la consigna. La férrea necesidad de una actitud que sobrepase lo propio es la respuesta para ambientar con palabras lo que falta en ésta página.

Nada. Nada aún. Lo lamento. Sólo me propongo reponerme en un futuro, esperemos, cercano. De lo contrario renuncio. Que fea palabra, que horrible significado, que idea limitada. Renuncio ante la carencia de ideas, me desligo de la sutil batalla… Hoy soy sólo eso: una renunciadora empedernida y amigable, pero renunciadora al fin.

viernes, agosto 11, 2006

La cotidianeidad nuestra de cada día


"El arte del remoloneo"

Me cuesta dormirme y me cuesta levantarme. Todo es cuesta arriba. Comienzo a dar vueltas apenas me acuesto, con mis extremidades y con mis neuronas, pero al mismo tiempo, sólo soy capaz de respirar cuando escucho el despertador a la mañana siguiente. En ese instante tan odiado apenas puedo codear a mi compañero obligándolo a apretar la tecla que logra silenciar el insoportable chillido.

En ese preciso momento, daría cualquier cosa por quedarme remoloneando. Durante esos minutos de conciencia tambaleante logro llegar a la conclusión de que cuando vuelva de trabajar, tengo que dormir la siesta. Allí cuando los movimientos son lentos y los segundos son más rápidos que de costumbre, sólo tengo energías para envidiar al gato.

El remoloneo es un arte y la suerte de unos pocos. No sólo de aquellos que no tienen obligaciones y pueden gozar del vagueo en general, sino de aquellos que un domingo a la mañana pueden permanecer envueltos en sus sábanas más tiempo del habitual. No como yo, que cuando tengo la oportunidad de remolonear, no la aprovecho. Siempre hay alguna final de tenis para ver, algún mate para tomar o algún momento matutino para disfrutar en serena soledad.

domingo, agosto 06, 2006

¿Quién desea nominar a nuestro felino recientemente adoptado?

Esto no es un concurso y no hay premios de ningún tipo. Sólo queremos recibir sugerencias.
Les presento a ???

sábado, agosto 05, 2006

Llamado a la solidaridad: se busca nombre


Cartas desteñidas, papeles de caramelos, entradas al cine, al teatro o a los recitales de nuestra adolescencia. Tarjetas arrugadas, recortes amarillentos, cintas deterioradas, dijes, colgantes, anillos, amuletos, hebillas o monedas. Notitas breves de tintas deslucidas. Flores secas de mustios colores. Moños que solían ser despampanantes. Retratos simplemente inolvidables…

Nadie podría comprender la combinación de cosas que se depositan intencionalmente en esos <> personales, en esos tesoros simbólicos que resumen momentos únicos. Amplias sonrisas y resonadas lágrimas plasmadas en una cosa tan trivial como el envoltorio de una golosina. Desprenderse de eso sería negar algo que nos construyó y que es parte indefectible de lo que hoy somos.

Recurrimos a ese rincón por inercia cuando la voz interior nos llama desde los escombros. Rememoramos lo que sea, dándole un sentido a la nostalgia y al recuerdo añorado. Pero nunca nos detenemos en el nombre que merece este refugio individual al cual confiamos partes de nuestro tesoro y que es capaz de resguardar esos hechos fugaces inmortalizados y resumidos en un, aparentemente, llano papelucho avejentado.

Exploremos. El término cofre hace referencia a una especie de caja para guardar cualquier cosa. La palabra baúl, por su parte, significa arca y a su vez es sinónimo de maleta o valija. Nótese que tiene el ingrediente viajero como agregado esencial.

Caja, en cambio, merece mayor consideración por su vasta extensión de usos. Es un recipiente de madera, metal o cartón. Puede ser un mueble donde se guarda dinero. Aquí es necesario hacer un paréntesis para distinguir lo valioso como contenido. De todas formas no deja de ser una pieza, un hueco, un sitio, y muchas otras cosas que oscilan entre las partes de un instrumento musical y las cavidades del oído medio.

Tomemos prestado entonces, un poco de cada cosa. El cofre es aplicable por su connotación universal, mientras que el baúl es interesante por su cualidad migratoria. Pero la caja es totalmente aceptable, ya que posee la capacidad de envolver lo valioso.

Definamos pues, ese espacio de secretos compactos que nos inspiran a través del rito de la visita esporádica y la inminente contemplación de los recuerdos. ¿Caja propia? ¿Cofre íntimo? ¿Baúl recordatorio? ¿Receptáculo personal? Démosle una etiqueta propia. ¿Acaso no lo merece?

miércoles, agosto 02, 2006

Jugando al Ping Pong con el tenista Willy Cañas



EUPHORIA: Un jugador referente en tu infancia

WILLY CAÑAS: Ninguno.

E: Un jugador referente en la actualidad

WC: Ninguno

E: Guillermo Vilas

WC: El mejor tenista argentino

E: David Nalbandian

WC: Un fenómeno, un crack.

E: Guillermo Coria

WC: Otro crack

E: Gastón Gaudio

WC: Un talento

E: Roger Federer

WC: El más grande de toda la historia.

E: La Davis

WC: Un sueño.

E: Un jugador que desees enfrentar en el circuito

WC: Todos.

E : La ATP (Asociación de Tenis Profesional)

WC: Mi trabajo

E: El partido de tu vida

WC: Es difícil, siempre hay varios, más que partidos, diría momentos, como por ejemplo la final de Toronto (venciendo al norteamericano Andy Roddick) o Casablanca (derrotando al español Tommy Robredo).

E: ¿Cómo es la relación que tenés con tu raqueta?

WC: Es mi vida.

E: Un grand slam

WC: Roland Garrós, lo más.

E: Un golpe

WC: El drive.

E: El tenis

WC: Mi pasión

E: Tu objetivo

WC: Disfrutarlo.

E: Septiembre de 2006

WC: Mi revancha…

Willy Cañas busca disfrutar del juego mientras ejerce su pasión de la mano de la raqueta, su vida. Pega cómodo su golpe preferido: el drive. Corre cada pelota como si fuera la última, la definitiva. Puro corazón. Gran ejemplo para los que observan atónitos y esperan ver la repetición de la jugada que desaparece al ritmo de sus rápidas reacciones y finos reflejos. Willy Cañas tiene otra oportunidad. La revancha se acerca y sus ganas se hacen notar con esa euforia disimulada que demuestra frente a los periodistas. Sus gestos y palabras indican que quiere dejar de hablar de lo que pasó y expresarse en donde se siente más cómodo: la cancha.

Odisea sobre ruedas por las calles de Moscú

Respetando mi faceta previsora, repasé detenidamente los nombres de las avenidas principales y entrené mi memoria visual una semana antes de la llegada de mis amigas “las mellizas”, para poder cortar con el cordón paterno dependiente y aventurarme con el Niva por el laberinto moscovita. Sus calles ondulantes, sus ríos viajeros y sus bosques de abedules, sólo pueden compararse con las impresionantes reliquias que podrían poner a prueba la capacidad de asombro de cualquiera.

En Moscú todo es grande. Sus plazas, sus avenidas, sus veredas, sus edificios, su gente, sus árboles, sus aguas, sus trenes, sus proyectos, sus zares, su historia, sus ladrillos, sus inviernos, sus conflictos, su pasado y sus visiones. Interpretar este modo de vida, parecería ser algo lejano, algo radicalmente ajeno a nosotros.

Sin embargo, el ingrediente de una sociedad fuerte, sufrida y genuina, nos acerca más de lo que creemos. Todo lo que sabemos se relaciona directamente con películas como Rocky, con los atentados en manos de terroristas chechenos, con submarinos nucleares, con el comunismo y con el presidente de apellido gracioso que da una imagen demasiado fría para nuestra idiosincrasia latina.

Tal vez por eso, un hecho común y corriente puede convertirse en odisea. Nuestra percepción de las cosas influyó directamente en lo vivido, dándole un matiz de extrema adrenalina. Todo comenzó cuando nos dispusimos a recorrer la ciudad las tres solas a bordo del clásico rodado ruso. La mayoría de los turistas que visitan ese país, viajan de la mano de grandes agencias que contratan tours completos, previendo los servicios más minuciosos. Esto es totalmente comprensible, ya que la barrera idiomática no es un tema menor, sobre todo teniendo en cuenta que el idioma inglés no posee presencia estelar.

Compramos dos mapas, uno en inglés y otro en ruso, pero contrariamente a lo que suponíamos, el mapa en claro y legible cirílico fue más útil a la hora de buscar direcciones. La única que más o menos entendía el idioma era la que trataba de domar el discreto vehículo. Y la verdad es que no me sentía con la coordinación y la habilidad suficientes como para descifrar los tediosos nombres viales y paralelamente, entrenar mis bíceps con semejante volante. Por lo tanto, en un acto desafiante, las mellizas se dispusieron a buscar asociación entre el jeroglífico del papel y los largos enigmas escritos sobre las esquinas de las paredes de los edificios.

Así llegamos a la Tretiakovskaya Galería, a la Plaza Roja, y al novedoso y cálido restaurante Iolky Palky, uno de los tantos establecimientos dedicados a la gastronomía nacional que conforman una cadena en ese país, algo así como la versión rusa del Mc Donald´s, donde en lugar de haber payasos de pelo rojizo y enrulado con una sonrisa forzada en el rostro, hay osos embalsamados que definen el espíritu del lugar. Después de tomar kvac y comer katletis, decidimos continuar con el tour improvisado apropiándonos de una actitud más relajada y superada.

Sedientas de superficialidad occidental, nos vimos tentadas a parar en un parque de diversiones, cegadas por las luces y los juegos. Nos trepamos con el entusiasmo de tres nenas a una rueda que nos sacudió con turbulencia de pies a cabeza y luego de un par de fotos y paseos, encaramos el regreso a Rakitki (versión rusa de un barrio cerrado en las afueras de la gran ciudad museo donde vive mi padre).

La noche ya había desplegado sus mantos oscuros sobre la colorida Moscú. Los nombres de las calles, las señales de tránsito y los puntos de referencia representaban un nudo gigante que dejaba relucir nuestra faceta más torpe. Las risas que intentaban disfrazar nuestros nervios acabaron por apagarse, al igual que las cúpulas doradas que prevalecen en la ciudad con cierta ayuda del sol. Nada aterrador había pasado aun. Las tres nos sentíamos, aparentemente, seguras.

Dicen que todos los caminos conducen a Roma y análogamente, en Moscú, todas las avenidas dan a un anillo gigante que envuelve la gran ciudad. Justamente allí es donde teníamos que llegar. Ese era nuestro objetivo, nuestro target indiscutido, siempre y cuando nuestra intención fuese llegar a la casa, claro. Pero por alguna extraña razón, el mapa indicaba que nos dirigíamos en sentido contrario.

De pronto las callecitas comenzaron a teñirse de negro, los autos entraban a sus respectivas madrigueras y la gente comenzaba a disiparse por las anchas veredas. Hombres y mujeres se hundían por las escaleras para atravesar las lujosas estaciones de subte. Autos, camiones y tranvías se esquivaban unos a otros, entrando y saliendo raudamente de las gigantes rotondas. Desembocamos en una arteria muy pintoresca por cierto, pero definitivamente desacertada. Varios de los puentes que atravesamos, oscurecieron aun más el panorama.

El tiempo pasaba rápido y las bocacalles también, así que en un acto desesperante, giré en “u” cometiendo mi primera y última violación de tránsito (en Moscú, claro está). No habían pasado ni dos segundos y medio cuando una sirena alteró nuestro pulso y nos iluminó inmediatamente las caras. Parecíamos Curly, Larry y Moe en plena escena de pánico. Ahí nomás nos detuvimos y esperamos que uno de los cuatro policías que iban amontonados en el lata móvil se acerque a nosotras.

El joven policía preguntó muy amablemente sobre nuestro destino y exigió una explicación sobre la osada maniobra. Mientras tanto las chicas sacaban sus pasaportes, dni´s, pasajes, facturas, tickets, papelitos de caramelo y/o cualquier otro rectángulo de celulosa que pudiese probar nuestra condición de turistas. Pero nada de eso hizo falta. El muchacho era simpático y nos observaba con acentuada curiosidad. Lucía su uniforme con autoridad sin abusar de su condición, y cuando intentamos encajarle el pilón de documentos se sonrió descartándolos con cierto grado de susto.

Desconozco si las altas horas de la noche le causaban pereza o si creía ciegamente en lo que estábamos diciendo. Debo admitir que con las caras que traíamos seguramente hubiésemos convencido hasta al policía más severo.

Lo saludamos cordialmente sin antes haber oído la explicación de cómo tomar el camino hacia el bendito anillo y nos fuimos sin coimas ni multas. ¡Un verdadero éxito el encuentro con la ley! ¿Quién hubiera dicho que en esos añosos puentes se escondían modernas cámaras?

Llegamos a la casa cerca de las 22hs. agotadas de tanto stress a bordo del Niva, con una cascada de palabras para contarle a mi padre, quien confesó haber estado un tanto preocupado durante nuestra ausencia. Pero debo confesar que fue como ganar una batalla, como atravesar los vericuetos de una odisea y salir invicta. En el fondo creo que las tres buscábamos tener una anécdota que inmortalice nuestra osadía, algún intrépido evento que merezca ser contado. Después de todo, convengamos que no es lo mismo salir a pasear por las calles (relativamente) familiares de cualquier ciudad argentina, que perderse en los recónditos y siempre inesperados pasadizos de Moscú.