lunes, abril 30, 2007

Los riesgos de hacer fila en Bariloche



Hace un par de semanas tuve la increíble oportunidad de ir a ver a Julio Bocca en su tour de despedida. Mientras hacía la cola en la entrada de Bomberos Voluntarios con mi entrada no numerada en mano(si, Julio Bocca en Bomberos, si, aunque les cueste creerlo), observaba como la fila en lugar de alargarse, se ensanchaba.

Acá todos se conocen, y más aun cuando se trata de conseguir buenas ubicaciones en tiempo record en las incómodas gradas de concreto de Bomberos Voluntarios. "¡Uy, mi compañerita de primer grado b, que está parada cerca de la puerta, qué conveniente!", "Mirá vos, ¿qué hace el verdulero del barrio donde viví hace 13 años en la fila?, ¡qué loco encontrarnos justo acá!". Y así sucesivamente, se encontraba la gente improvisando conversaciones poco interesantes, sumándose a los costados de la vereda, en lugar de ir al final de la cola.

Las puertas se abrieron y la fila avanzó despacio, debido a la angostura inevitable que provocó el efecto embudo del ingreso frente a los grupos conventilleros que directamente ya se instalaban en la vereda.

Y por si todavía les interesa saber, el espectáculo valió la pena, a pesar de la lejanía de sus protagonistas...

2 comentarios:

MaxD dijo...

Las vicisitudes de "pueblo chico", tienen sus ventajas y desventajas. Entre estas últimas, adscribir estrictamente a las reglas de convivencia te dejan fuera de juego en algunas prácticas (como estas de respetar los turnos, no pararse con el auto en la mitad de la calle, no doblar a la izquierda donde no se debe, ser puntual, etc).

Euphoria dijo...

Uh! Lo de ser puntual precisa de un artículo aparte... ya pensaré algo!
Merece muchas palabras el tema de la puntualidad...