Disfruto de las instantáneas que se crean con las palabras que dibujan, como textos que se esmeran por esbozar o pintar un lienzo a través del uso exclusivo de las letras. Son como fotografías que nos atraviesan inevitablemente (con o sin flash). Muchas veces una larga hilera de palabras ilustrativas concluye en un único cuadro.
Pero el cuadro que quiero enunciar hoy no es una instantánea. Es una viñeta humorística, irónica y realista sobre lo que causa el concepto democracia en la sociedad argentina. Me gustaría contar con una mínima porción de la enorme habilidad que posee Quino para expresarme mejor en este caso, porque podría esmerarme en escribir doscientas palabras descriptivas, y aun así, morir en el intento. Indudablemente la fuerza que otorga una sola imagen es irremplazable. De todas formas, prefiero intentarlo.
Pero el cuadro que quiero enunciar hoy no es una instantánea. Es una viñeta humorística, irónica y realista sobre lo que causa el concepto democracia en la sociedad argentina. Me gustaría contar con una mínima porción de la enorme habilidad que posee Quino para expresarme mejor en este caso, porque podría esmerarme en escribir doscientas palabras descriptivas, y aun así, morir en el intento. Indudablemente la fuerza que otorga una sola imagen es irremplazable. De todas formas, prefiero intentarlo.
Imaginen a un representante del pueblo tratando de hacer malabares con cada una de las letras que componen el término democracia, intentando mantener en sus manos la verdadera y más completa acepción de dicha palabra sin que se estrelle abruptamente en el suelo. No importa si la persona es rica o pobre, o si es varón o mujer. Lo que importa es que se trata de un adulto que no puede conservar la palabra en sus manos, porque le pesa, le genera quemazón, alergia y hasta una fuerte irritación. Las dimensiones que posee el sentido de democracia parecen ser imposibles de sostener para los argentinos.
Los años pasan y el tiempo nos sigue demostrando lo mismo: quienes se llenan la boca en nombre de la democracia, terminan atentando contra ella. Podríamos encarnarle este cuadro a la presidenta, viendo como la “d” sale escupida; con confusa elegancia; de su boca para rebotar en su rostro hinchado por el botox mientras el resto de las letras se enredan en su cabellera movediza hasta destrozarse definitivamente en el mármol de la Casa Rosada, pero mi intención es abarcar a todos y a cada uno de nosotros, por eso elijo a un ciudadano anónimo. Ese que critica y no hace, que divaga a lo grande y no empieza por lo más pequeño.
¿Alguno de ustedes tiene otro escribujo (publicable, ejem) para compartir?
2 comentarios:
Muchas gracias por responder. Aki en Iruña tienes un amigo para siempre.Espero mantener contacto.
SALUD y un abrazo guapísima.
Me sorprendió. Tardé en saber que escribir. Creo, y obviamente es muy personal, que nadie sabe vivir en democracia. Creo que todos habitualmente tenemos comportamientos "anti-democráticos". Es lo que nos lleva al mismo tiempo a criticar siempre a los demás por sus actitudes y comportamientos. No nos olvidemos que hace tiempo pretendían instalar a Torquemada en el Cerro Catedral para "TODOS" (y perdón por el error gramatical de pretender resaltar importancia de la palabra y utilizarla en plural), los "snowbordistas".
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