jueves, junio 03, 2010

Los intocables

Nunca voy a comer al lugar ese especializado en comida chatarra, pero como todos saben, nunca hay que decir nunca.
Cargamos la beba en el auto con mi amiga y salimos. Para nuestra sorpresa, en la playa de estacionamiento no entraba ni siquiera un monopatín. Inclusive había autos cruzados invadiendo las sendas peatonales internas de la playa.
Lo lógico sería pensar que si había tantos autos era porque adentro seguramente no habría ni un banquito libre para sentarse a comer una milimétrica papa frita, pero curiosamente, cuando nos asomamos desde la ventanilla, divisamos varias mesas vacías. ¿Cómo es posible? Después de mucho vueltear sobre ruedas como aquella vez en ese lugar tan lejano, me topé con un auto que justo se iba. Estacionamos, entramos y pedimos un combo fuera de lo común: hamburguesas de pollo y explicaciones.
_ Es que acá estacionan los empleados municipales. A veces no piden nada y otras sólo un café, cruzan a la muni y dejan el auto acá hasta las 13 hs, me cuenta la cajera.
_ Y nosotros los clientes tenemos que lidiar con la avivada de los empleados a quienes nadie, evidentemente, les dice nada? Noooo señor, quiero el libro de quejas, por favor.
La escena me sirvió para comprender que además de la comida poco saludable, tengo una excusa más para no volver, ahora si nunca más, a ese lugar. También me sirvió para descargar mi bronca del momento en un libro de quejas que seguramente servirá de combustible al fuego que dará paso a un delicioso asado que preprará un grupito de empleados avivados. Todo esto me recuerda a las broncas que acumulé cuando era empleada municipal y era testigo de esa odiosa actitud intocable que irradian quienes trabajan en o para el gobierno. Por algo renuncié.

9 comentarios:

Marina Judith Landau dijo...

Uy, sí, es demasiado!!! Si hubieras tenido el contratiempo del estacionamiento para comer buena comida por lo menos...
Lo que pasa es que a los chicos les encanta el tema de ir a comer a esos lugares, la cajita feliz y la mar en coche... entonces no digas nunca, porque por ahí tengas que regrasar alguna que otra vez a darle el gusto a la nena.
No importa que el libro de quejas no sirva de nada, yo mil veces lo he llenado sabiendo que es así. pero en el momento de descargás, es un modo de no comerte la bronca (encima una bronca chatarra, ja ja)
Ánimo!! La próxima a un vegetariano!!!
Besitos.

Ana dijo...

Ay, Kira, no se si los libros de quejas son buenos traductores de nuestras broncas. Desde lo personal me consuela quedarme con la sensación de que, en cada lugar que estuve, hice lo que pude, aporté para que otros no tengan que pasar por lo que a mi me molestó, asi sea mediante un libro de quejas. El resto... y bue, nunca dejo de pensar que algo cambiará cuando muchos nos quejemos. Algunos hechos suceden por el lugar que dejamos para que sucedan. Algunos avanzan,se meten en nuestros gallineros y nos pisan los huevos porque retrocedemos.

Te abrazo

F. Fabian S. dijo...

Tengo una novia por tu casa, entonces me estoy haciendo habitue de San Isidro y aledaños. Si bien ya somos grandecitos para ir a un MAc, prefiriendo otras opciones mas elaboradas, a veces vamos a ese que fuiste vos o el que esta en Libertador en Martinez. En ambos elegimos el Mac Cafe y que pasa? Que siendo un lugar donde el cafe es especial, mas caro, con mobiliario mas comodo, obvio ya que pago el cafe mas caro, con delicatessen especiales y todo el boludeo; resulta que siempre esta ocupado por insoportables adolescentes con sus combos pringosos que dejan todo sucio y usufructuan un lugar destinado para un publico que paga el cafe mas caro. Ergo, tenemos que ir al salon principal y los pendex van al vip. No pedi el libro de quejas, escribi a la empresa via email. Me contestaron al toque naturalmente agradeciendo y prometiendo que lo tendrian en cuenta. Ahora voy al Starbucks.

F. Fabian S. dijo...

segunda parte.
No se si en todos los casos los libros de quejas no sirven para nada. Creo que es casi un mito. He trabajado en empresas donde que te dejaran una queja era casi casi un tsunami general que golpeaba a todo el sector. En la empresa que hoy trabajo son todas felicitaciones, je, pero si hubiera una queja seria un verdadero kilombo. Lo que pasa en esos lugares, Mac Burguer, es que el jefe del negocio es un pendejo de 20 años que se cree gerente y que no tiene la mas puta idea de lo que es un buen servicio.
Uh, Kira, tu post me hizo enfurecer!!!

Euphoria dijo...

Marina: Tendré que ir haciéndome la idea entonces porque ni bien la nena pruebe una papa frita o se ensañe con la cajita infeliz, tendré que ásar por allí seguido...
Ana: Sos de las mías!!! Una vez pedí el libro de quejas en el único, en aquel entonces, cine de Bariloche y me miraron preguntándome: el libro de que quiere?????
F.F: Nooo, no vengas más al McCaca frente a la Muni, es un descontrol. A Starbucks nunca he ido, bah, sólo una vez en Unicenter y me pedí un super mega café frío con no se qué crema y dulce de leche helado de precio elevado pero me encantó.
Hay lindos rincones en SI para salir, yo hace rato que no salgo, pero el barrio tiene muchas opciones. Yo que vengo de un lugar donde la naturaleza es protagonista, creí que me iba costar la adaptación, pero la verdad es que me gusta mucho donde vivimos. Besos y paciencia.

Ana dijo...

Debo ser de las tuyas, también renuncié a una Minicipalidad, cuasi harta. Pero aún hoy, y esto entre nos, cuando me encuentro con viejos empleados municipales aún me agradecen lo que luché y conseguimos en cada reunión que se hizo con el cuerpo político. Y eso me reconforta. Y a eso me refería.

mOnTy @holasomos7 dijo...

Euphoria pásate por desconect@place a recoger un premio. Hasta pronto

Euphoria dijo...

Ayer estaba en clase de acuarela y algunas chicas comenzaron a hablar sobre lo difícil que era estacionar en San Isidro, yo no saqué los ojos de mi trabajo hasta que una de ellas, dice: Pero hagan como yo, que lo dejo en el Mac y me vengo caminando...
Mis ojos se desviaron inmediatamente y le comenté mi gran disconformidad como cliente, vecina y ciudadana.
Al parecer no sólo los empleados municipales lo usan, también lo hacen los médicos. Y ahora que lo pienso, el Hospital de San Isidro está cerquísima del MacCaca...
Lo raro es que yo estaciono siempre en la puerta de la Escuela de Arte, pongo las fichitas del parquímetro correspondiente y entro sin problemas. Será que la doctora se quiere ahorrar esos pesos, comportarse indebidamente y caminar 7 cuadras???
Ya nada me sorprende.
Monty: Gracias por el regalo!

Ana dijo...

Yo que vos le pido marca, color y numero patente. Verás como se pone pálida. Y seguro pensará un poquito antes de estacionarlo. Quien te dice que no se lo rayen! jajajaja.